El Precioso Castillo de Cuellar está en Ciudadela, en lo más alto de Cuéllar (Segovia). Un lugar ideal para escapar el fin de semana.

Castillo de Cuellar

Castillo de Cuellar

Castillo de Cuellar

Historia.

Los hallazgos arqueológicos demuestran que Cuéllar fue una ciudad celta. Es muy probable que los romanos y visigodos también pasaran por ella, pero no se ha podido encontrar ningún vestigio de su estancia. En los primeros siglos de la ocupación árabe, este territorio, como otras amplias zonas de la meseta del Duero, quedó prácticamente deshabitado. Se sabe que en el siglo X existía alguna población y que en el año 977 el caudillo moro Almanzor arrasó Cuéllar degollando o deportando a Córdoba a todos sus habitantes.

Otra vez surgió, y ahora definitivamente, con la repoblación de Alfonso VI, a finales del siglo XI, bajo los auspicios del conde Ansúrez.

En 1112 ya funcionaba el Concejo y en esta época nació la Comunidad de Villa y Tierra, convirtiéndose Cuéllar en un poderoso municipio, centro de una amplia comarca. Su importancia territorial y ganadera, unida a los generosos privilegios que le otorgó el rey Alfonso X el Sabio (1256 y 1264) hicieron que Cuéllar se convirtiera en un destacado centro de exportación de lanas y lograra un lugar preeminente también en la política, celebrándose en ella sesiones de las Cortes de Castilla (1297). Incluso doña María de Molina, a la muerte de su marido, Sancho IV, hizo de la villa su Corte para el gobierno y defensa de los derechos de su hijo Fernando.

También en Cuéllar los obispos de Ávila y Salamanca declararon nulo el matrimonio de Pedro I de Castilla con doña Blanca, después de lo cual casó aquel con doña Juana de Castro (1354).

En el reinado de los Trastámaras continuó siendo escenario de importancia en el concierto político castellano. En su recinto murió la reina Leonor, esposa de Juan I de Castilla, en septiembre de 1383.

Desde los tiempos del conde Ansúrez, Cuéllar había sido disputada por reyes, infantes y nobles, y así Juan II la cedía a su hija Isabel, aunque lo cierto es que su hermano Enrique IV dispuso de la villa y fortaleza para entregárselas en 1464 a su valido don Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque.

A la muerte del rey, coronada como su sucesora Isabel la Católica y debido a los nuevos horizontes abiertos con la irrupción del mundo moderno, Cuéllar queda desplazada de los centros políticos y cortesanos, limitada su importancia a la prosperidad derivada de la agricultura y la ganadería, y ello a pesar del papel de hombres ilustres que nacieron en la villa y que escalaron altos puestos como el tercer duque de Alburquerque, vencedor de las comuneros en Villalar, diplomático en Inglaterra y persona de confianza de Carlos I y Felipe II.

Importante es asimismo el capítulo que escribió Cuéllar en las Indias. Aquí nacieron entre otros: Diego Velazquez, conquistador de Cuba; Juan de Grijalva, descubridor de gran parte del seno del golfo mexicano; y Antonio de Herrera y Tordesillas, primer historiador general de las Indias.

En la primera mitad del siglo XVII Cuéllar sufre los efectos de la depresión económica que afecta a toda Castilla y en cuyo origen influyen las malas cosechas, la emigración a América y las guerras. En el siglo XVIII la economía se recupera gracias a la mejor explotación de la agricultura con grandes zonas de aprovechamiento comunal y sin que la nobleza y el clero disfrutaran de grandes propiedades.

El siglo XIX y las primeras décadas del XX fueron de auténtica decadencia. Durante la guerra de la Independencia las tropas francesas hicieron estragos en la Villa en lo referente al patrimonio artístico de conventos, iglesias y castillo.

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